DE LAS AGUAS, LA VIDA
24 feb. 2021
De los aires y la vida que dio Pachamama a la tierra, existe en un rincón del Valle del Bacatá mirando desde los Cerros Orientales hacia el lejano occidente un espejo de agua llamado el Humedal Jaboque. Un ser silencioso y tranquilo que saluda todos los días al Sol. Es el padre y hogar de muchas especies que le agradecen su cariño cantando, trinando y gorjeando. Cada amanecer que regala la naturaleza, es como respirar los aromas de la paz, el entrecruce de colores simulando un arcoíris de tonos fríos, las heladas de las madrugadas que te hacen sentir que estás vivo un poquitito más, el sonido de la vida oculta entre las plantas acuáticas, evidencian un nuevo arborecer.
La delicadeza de los espejos de agua que la luz puede revelar, concede que las caricias de la naturaleza y los espacios adviertan las bellezas que el día está por descubrir. De las aguas, la vida. La naturaleza que ya despierta saluda al mundo y ante la grisácea Bacatá ondea sus elementos cuando el sol calienta las ramas y en las hojas se va desvaneciendo el rocío de la madrugada. Los animales ya activos se pavonean, se desenvuelven, viven.
Estamos en el momento en que el aire y el tiempo, te calientan las mejillas. Y decimos: Buenos días, señor Sol.
Cuando decides pausar la caminata el lugar te va tomando de la mano para que actives tus sentidos, puedes oler, escuchar, sentir y admirar este grandioso regalo. El ojo humano sigue estando corto para tanta magnificencia. ¡Qué sublime eres Pachamama!
Todo esto y mucho más es de las aguas, la vida, es la semilla de la tierra, es lo ancestral y lo mortal. La oportunidad de admirar es la misma que nos mantiene vivos. El humedal silencioso ante la mirada del mundo, nunca será invisible para aquellos que hablamos por él. Espacio sagrado que nos sonríe y saluda.
IPQUA HUMEDAL JABOQUE
Adriana Lucía Gutiérrez Campos
Autor