Todos los días del año, a partir de las 2:00 de la mañana, cinco equipos de trabajo de la Empresa recorren las calles de la capital para tomar muestras de agua en las más de 220 pilas de monitoreo que tenemos.
Con extrañeza y tristeza recibí el editorial del director de este periódico, del pasado viernes 21 de febrero, en el que se hizo una serie de afirmaciones con las cuales, como gerente de la Empresa no pu
Gracias a que la ciudadanía comprende que el agua es un recurso finito, que no sale por arte de magia de la llave y que se puede acabar si no la cuidamos, cada día aumentan las inquietudes y ganas de saber cada vez más.
Durante la primera mitad del siglo pasado, la entonces Compañía del Acueducto de Bogotá tuvo que enfrentar uno de sus más graves problemas: la contaminación de las fuentes abastecedoras.
En la Empresa tomamos decisiones basadas en estudios técnicos y en mediciones históricas; nunca en supuestos, por eso, desde hace más de un año, insistimos en que la curva guía es nuestra más importante bitácora.
En este camino la Empresa avanza en la consecución de los permisos necesarios y la determinación de la demanda, así como en la definición de parámetros de calidad que cumplan con las necesidades de los posibles usuarios.
Esta situación es alarmante si tenemos en cuenta que 50% del agua que consumimos en Bogotá y en varios municipios de la sabana proviene del sistema Chingaza.
Espero, como gerente de la Eaab y como hija adoptiva de Bogotá, seguir contando con su compromiso en el cuidado del agua y con su paciencia en el retorno del racionamiento.